martes, 20 de noviembre de 2012

LAS NUEVAS CENTRALIDADES Y LA CULTURA por Sara Serrano Albuja


El crecimiento urbano de Quito no siempre ha contemplado, en igual proporción, la creación, adecuación y manejo de equipamientos culturales y otro tipo de espacios que propicien una mejor calidad de vida a sus habitantes de acuerdo con las características específicas de su territorio, sus fortalezas identitarias y el potencial de su proyección presente y futura.
Frente a la imponente belleza del Centro Histórico de Quito, reconocida como patrimonio mundial de la humanidad, crece una ciudad de paradojas espaciales, de desequilibrios, segregación y falta de emprendimientos. Es visible el contraste entre el hermoso centro histórico en relación con el resto del espacio construido. Si nos imaginásemos una fotografía aérea de nuestra actual maqueta urbana, podríamos constatar esa aseveración. A vista de pájaro, observaríamos panorámicamente, que nuestra ciudad posee pocos hitos de ecoarquitectura relevantes en sus zonas de expansión, especialmente al norte y al sur de la ciudad mientras muestra un galopante retroceso de sus espacios verdes en sus laderas y en otros sitios de su territorio.
La propuesta urbana de nuestra ciudad en estos años, parece haberse concentrado alrededor del tema de vivienda que, sin duda, tiene una legítima importancia; sin embargo, desde nuestra mirada, subrayamos que la noción misma de habitabilidad y de ciudadanía es mucho más que el sitio de ocupación o posesión de viviendas. Habitabilidad es calidad de vida: contextos y lugares que propicien y enaltezcan la condición humana en correlación con el medio ambiente, la salud física y espiritual, el arte, la cultura, los imaginarios y otros referentes primordiales que se traducen en el derecho a la recreación, el empleo, la movilidad sostenible, la equidad, el derecho a la centralidad y demás parámetros para una convivencia idónea construida con respeto al alter. 1
Una mirada crítica, pero también propositiva sobre este panorama, implica abordar varios aspectos y, focalizarse, a la vez en ciertos puntos concretos. Esa visión holística y específica, intenta ser el reto al abordar el presente ensayo sobre centralidades y cultura en Quito. Su fin último está orientado a establecer un diálogo franco y pluralista que no disfrace o
1 La Carta de Atenas y otros documentos coinciden, amplían y diversifican las funciones de la habitabilidad no solo desde el pragmatismo de la ocupación espacial. El alter para este estudio son los otros y es el medio ambiente. El respeto a la alteridad y a la diversidad toca esas dos dimensiones.
atenúe al pensamiento crítico sino que, a través de este, propenda a la búsqueda de propuestas y soluciones a los problemas de nuestra urbe. Esa condición dialógica y plural es la que debiera prevalecer como principio para la toma de decisiones sabias y no cortoplacistas con respecto a las políticas urbanas en Quito y otros lugares.
Sobre este contexto inicial que implica pensar no solo en el crecimiento per se que ha priorizado los flujos en oposición a la calidad de espacios y lugares y ha subestimado las interacciones de un convivir de calidad, caben algunas interrogantes para orientar nuestra reflexión:
¿Es la fisonomía de nuestra urbe solo un parámetro de la estética urbana o es un indicador palpable de cómo camina su proyecto estratégico de ciudad y su modelo de desarrollo? ¿Los equipamientos culturales sostenibles pueden jugar un rol a la hora de pensar en una ciudad incluyente, participativa y de equilibrios? ¿Es posible pensar en el asociacionismo de diferentes estamentos sociales para este los emprendimientos culturales? ¿Qué papel juega la planificación territorial en la calidad del diseño urbano y en una mejor y equitativa distribución territorial dentro y fuera de la ciudad? ¿Qué rol protagónico pueden desempeñar los centros culturales y las bibliotecas en la lucha contra la segregación espacial y la pobreza material y espiritual? ¿Qué potencial tienen las centralidades para reforzar y diversificar el perfil espacial de una ciudad como Quito con vocación cultural y turística?
Según nuestro pensamiento, las ciudades tienen componentes fundamentales e inseparables: ciudad es la gente, su historia e identidad forjada entre la indivisible unidad binaria del cambio y las permanencias, los flujos y los lugares; pero, ciudad es también el espacio físico construido y es, así mismo, el medio ambiente que precedió al primer asentamiento humano el cual sigue siendo fuente de salud, subsistencia y referentes culturales. La geografía es identidad. Imposible concebir la historia de Quito sin el Pichincha, sin sus quebradas, sin sus bosques, sin sus valles, sin su flora, sin sus pájaros, sin su emblemático zamarrito pechinegro o quinde calzonario; imposible imaginarla desde la memoria milenaria sin su flor de taxo o sin sus lagos primigenios en las zonas de Iñaquito y Turubamba. Por todo ello ha indignado la ciudadanía quiteña, la serie de incendios que atacaron a los pocos remanentes verdes de nuestra urbe que resistieron a la urbanización.
Escritores, pintores y poetas han exaltado la naturaleza de esta ciudad. Jorge Carrera Andrade, poeta nacido en Quito, candidato al Nobel de Literatura, escribió estos versos al Machángara:
Machángara de menta: eres mi río.
Atraviesas mi pecho y no los prados.
Aguas de historia y lágrimas de siglos,
mortaja de crepúsculos ahogados
El espacio está enlazado a la cultura, al alma de los pueblos y personas. No de una manera mecánica o determinista, simplemente está. Mencionamos en este ensayo todos estos delicados vínculos urbanos en la idea de contextualizar nuestro análisis y propuesta sobre la necesidad de reforzar el perfil cultural como un aporte a las funciones de centralidad conectadas con un desarrollo sostenible con una planificación participativa interdisciplinaria. Respetar, potenciar y saber distinguir tales vínculos constituye el reto del presente y el futuro para ciudadanos y gobernantes y es el legado que dejaremos a las siguientes generaciones como la mejor o peor evaluación de nuestro paso.
De manera flexible, somos partícipes de las visiones fraternas no excluyentes contenidas en categorías como calidad de vida, bien común o buen vivir que se interconectan y fraternizan con tantos otros discursos y utopías valiosas cuyo hilo conductor resume la aspiración de los seres humanos por construir un mundo mejor lejos de las posiciones utilitaristas o pragmatistas para las cuales el progreso ha significado prioritariamente dominio y exclusión. El espacio en conjunción y no aislado de los otros elementos, como lo hemos recalcado, es clave a la hora de pensar la ciudad. Así lo proponen diversas corrientes del nuevo urbanismo2:
Reconocemos que las soluciones físicas por sí solas no resolverán problemas sociales y económicos pero tampoco puede sostenerse una economía saludable, una estabilidad comunitaria, y un medio ambiente natural sin el respaldo de un marco físico coherente. (Carta del Nuevo Urbanismo, 2008)
Justamente, porque no nos sumamos a las posiciones que se desentienden irresponsablemente de ese “marco físico coherente”, proponemos en este ensayo un diálogo horizontal para Quito, entre la planificación urbana y el mundo de la cultura desde el valioso aporte que los centros culturales, las bibliotecas y los diversos actores del mundo del libro y la lectura pueden realizar en unión con otros aliados culturales y el conjunto de la ciudadanía.3
Hace varios años, distintas organizaciones internacionales advirtieron a la sociedad sobre el hecho de que más del 50% de la población del mundo se irán asentando en las
2 Congreso para el Nuevo Urbanismo (CNU) (2008), Carta para el Nuevo Urbanismo, en www. cnu.org, enero del 2008.
3 Desarrollo no es lo mismo que crecimiento. El debate y la crítica a la crítica del desarrollo gira en torno a esos límites.
ciudades. Documentos históricos como Nuestro Futuro Común conocido, también, como el informe Brunthland, señalaron al reto urbano como uno de sus puntos estratégicos a considerar4. La preocupación sobre este aspecto radicaba en la no disponibilidad de recursos y la falta de preparación local para tales escenarios. Se puede seguir enriqueciendo y hasta criticando las reflexiones iniciales de estos documentos, señalando, por ejemplo, que los desbalances entre el campo y la ciudad, las crisis económicas y la poca valoración que los estados han dado al sector estratégico de la agricultura explican, en parte esa tendencia y creciente flujo hacia las urbes del planeta. Sucintamente, podemos mencionar, además, a las contradicciones sistémicas de modelos económicos cuestionados y a otros factores ligados a la gestión y a la toma de decisiones políticas no siempre acertadas. Hoy por hoy, la aglomeración en ciudades es una verdad irrefutable que sigue siendo estudiada (Mac Neil, 2000) (Ospina, 2010). El rostro urbano de América Latina y de nuestra ciudad, confirman esa tendencia al creciente y, a veces, caótico crecimiento lo cual exhorta a los gobiernos locales y al conjunto de la población a asumir nuevos retos y una posición más protagónica. El rol de la planificación urbana, en este sentido, juega un papel primordial desde el ejercicio ético y político, dado que en muchos territorios del mundo y de nuestra América Latina ocurrió lo que así reseña Peter Hall:
En los años setenta, el urbanismo cambió totalmente y en los ochenta parecía abocado a la autodestrucción. Daba la sensación de que la planificación convencional y el uso de planes y normas para reglamentar el uso del suelo, habían caído en total descrédito. En lugar de regular el crecimiento urbano, el urbanista se había dedicado a fomentarlo con todos los recursos que tenía a su alcance. La idea que predominaba era que la ciudad era una máquina de crear riqueza y que la función principal del urbanismo era engrasar la máquina.
El urbanista se identificó cada vez más con el promotor, su tradicional adversario: el guardabosque se había convertido en cazador furtivo. (Hall, 1996: 354).
La preocupación por auscultar el crecimiento desbalanceado de Quito se registra en varios documentos, algunos de esos estudios con énfasis prospectivo han sido promovidos
4 El postulado fundamental de este informe fue el desarrollo sostenible entendido, según este documento, como aquel que garantiza las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las naciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
por el propio gobierno local. El Banco Interamericano de Desarrollo, BID5, refiere como problema en Quito estos desbalances con altos costos sociales.
Esta dinámica poblacional ha acentuado la tendencia histórica a la conformación de una ciudad lineal de 42Km de largo y solo 4Km de ancho, ubicada en diferentes niveles de altura, que comienza a presionar la ocupación de área protegidas y o de riesgo. (BID, 2010)
Reposicionar el lado cultural en las centralidades es nuestra propuesta con la cual podemos dar un respiro al tipo de crecimiento que nuestra ciudad está experimentando. Si bien, como sostiene Hartley, “el término cultura es multidiscursivo” (Hartley, 1997:8) cabe mencionar algunos conceptos que amplían su andamiaje nocional, entre ellos recreación, disfrute, desarrollo, diversidad, derecho, participación, inclusión, equidad; todo este abanico semántico nos invita a pensar en el enorme potencial y campo de acción que lo cultural implica como abordaje de lo urbano. La cultura hace parte del patrimonio, del legado variopinto de un pueblo para las siguientes generaciones. Así lo sistematizó la UNESCO en uno de sus postulados:
El patrimonio cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan un sentido a la vida. Es decir las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo: la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas
Bajo, nuestra óptica, la cultura es parte de la riqueza espiritual y de la defensa de la alegría y la libertad de los pueblos. Nuestra posición no solo valora y piensa lo cultural desde las agendas y calendarios de los gestores y artistas. Tampoco piensa exclusivamente en la ocupación esporádica de los espacios públicos. Tales estrategias son valiosas y han merecido el aplauso social, el apoyo institucional y el esfuerzo creador de varios actores culturales y gestores, pero pueden resultar insuficientes si no se piensa también en la planificación urbana que incorpore la concepción misma de lo cultural a su diseño y proyecto urbano para una mayor sostenibilidad. Hay actividades específicas que no solo dependen de la toma espontánea de lugares públicos de forma esporádica sino que requieren de equipamientos especiales que garanticen, continuidad, permanencia así como la preservación de los objetos
5 En su estudio Identificación y fortalecimiento de Centralidades Urbanas El Caso de Quito (BID, 2010) refuerza el análisis del desarrollo territorial desbalanceado de Quito con importantes impactos sociales.
expuestos y su adecuada comunicación con el público. Libros, mapas, documentos invaluables y otros objetos artísticos, así como recitales o conferencias no siempre pueden estar expuestos en sitios públicos sin la adecuada infraestructura. La maravillosa y dolorosa historia de la Biblioteca de Alejandría comentada por el astrónomo humanista Carl Sagan en su emblemático libro Cosmos, muestra la importancia de la ocupación espacial para atesorar uno de los referentes más elevados de la cultura en todos los tiempos: el libro, en ese tiempo hecho con otro tipo de soportes. Existió un destacado espacio en el territorio que dio representatividad, conocimiento e historia memorable a la famosa Alejandría. Esa importancia espacial para la cultura es una muestra de que la antigüedad valoró supremamente el espacio que catalizó su perfil cultural. Dedicaremos algunas páginas posteriores a relevar el papel trascendental y movilizador que las bibliotecas y los centros culturales pueden generar en el territorio si se convierten en núcleos de las llamadas centralidades, conocidas, de manera general en la terminología urbana, como los lugares desde donde se ordenan los territorios y se atraen flujos. Volviendo al apasionante tema de la biblioteca, Carl Sagan pinta su magnitud así:
El núcleo de la biblioteca era su colección de libros. Los organizadores escudriñaron todas las culturas y lenguajes del mundo. Los buques de comercio que arribaban a Alejandría eran registrados por la policía y no en busca de contrabando, sino de libros.
Los rollos eran confiscados, copiados y devueltos luego a sus propietarios. Es difícil estimar el número preciso de libros, pero parece probable que la biblioteca contuviera medio millón de volúmenes, cada uno de ellos un rollo de papiro escrito a mano.
(Sagan, 1980: 20)
No siempre se deben construir nuevas edificaciones, algunas experiencias como Les Maisons folies de Wazzemmes o de Moulis en la ciudad de Lille fueron habilitadas en el año 2004 durante los eventos de Lille Capital Europea de la Cultura, muestran más bien procesos de restauración y adecuación de edificaciones hacia usos culturales. Según nos explicara Melanie Bizet, funcionaria de la Alianza Francesa en Quito, estas eran antiguas fábricas de textiles que fueron recuperadas para “transformarse en espacios culturales de proximidad”.
Sostenemos en este ensayo que buscar íconos importantes que estén desatendidos y darles un nuevo uso cultural puede generar en la población sentimientos de cercanía, de memoria y de disfrute y cumplir con la función de “proximidad” y restauración del entorno anteriormente citada. Evitar el impacto de nuevas construcciones e inventariar las potencialidades de
equipamientos e infraestructuras existentes es apegarse a la sostenibilidad y debería ser parte una política territorial cultural permanente. En Quito, hay experiencias valiosas sobre lugares rescatados de la tugurización, la destrucción y el olvido como el centenario Hospital San Juan de Dios y el Antiguo Hospital Militar que ahora es considerado como uno de los más bellos centros culturales de la ciudad. Este actual museo contó con la participación y el apoyo de toda la comunidad del tradicional barrio América de Quito para su defensa, ese acompañamiento social lo legitima ante la tensión social y las disputas que, en ocasiones, implica replantearse un nuevo uso. El antiguo Hospital Militar, ahora convertido en centro cultural le dio un nuevo rostro a ese sector y a la ciudad y se convirtió en un referente de centralidad por los flujos que genera. ¿Cuántas otras edificaciones pueden albergar la memoria cultural de esta ciudad y dar vitalidad y acogida a actividades que recreen el alma de los quiteños y todos los visitantes? ¿Cuánta carencia de estos emprendimientos hay en las zonas de expansión y en las periferias de nuestra ciudad?
Centralidades, cultura y libros para Quito
La condición matriz de organizar un territorio, la atractividad de flujos y la multifuncionalidad son los elementos que prevalecen a la hora de definir lo que es, en términos de ordenamiento urbano, una centralidad.
Desde la teoría de los lugares centrales planteada por Walter Cristaller, se entiende a la centralidad como una categoría que organiza y jerarquiza el territorio y genera, además, procesos de flujo y atracción como ya lo dijimos. No nos detendremos en el análisis pormenorizado de las significaciones de este concepto o sus posibles interpretaciones. Nos interesa, más bien, destacar de la centralidad su abordaje desde el ángulo de la función y hacerlo propositivamente. A partir de pensar en las potencialidades y diversos usos de su función, queremos imbricar el tema del perfil cultural como una fortaleza espacial de las centralidades para Quito.
Algunas actividades y funciones como la mercantil e inmobiliaria han prevalecido sobre otras. La alusión a esta condición hegemonizante, de ninguna manera pretende anular a ninguna actividad que tenga una jerarquía determinada. Nos inclinamos, más bien por lograr una vinculación armónica y diversa, consensuada y conectada al proyecto de ciudad y a la alteridad que incorpore y no desplace a otras actividades. En ese sentido el mercado, el estado y la ciudadanía debieran tener un posicionamiento de equilibrio a la hora de concebir y ocupar las centralidades. Diversificar el perfil de las centralidades posicionando al relegado
perfil cultural que ha sido opacado constituye a nuestro juicio incluir nuevas voces, actividades y relaciones al potencial multicolor de nuestra ciudad y enriquecerlo.
El tema de las centralidades ha sido un tema de reflexión en el gobierno local de nuestra ciudad, se lo ha tratado pormenorizadamente en el Plan General de Desarrollo Territorial (PGDT) con proyección hasta el 2020. (Mena Segura, 2008: 12) ¿Qué conocemos, los quiteños, sobre este y otros planes estratégicos y cómo evaluarlos? Esta interrogante avala nuestra posición en el sentido de darle un contenido más participativo al carácter mismo de la conformación de centralidad lo cual toca, necesariamente, el tema del ordenamiento territorial orientado hacia nuevas visiones de gobernanza, de interdisciplinariedad y retos democratizadores.
Si de proponer al diseño territorial se trata, el ámbito de lo cultural con la especificidad del aporte del libro es nuestro planteamiento concreto para las centralidades de Quito y sus zonas de expansión. Lo reiteramos.
Hemos hablado, en anteriores párrafos, de la necesidad de pensar en los equipamientos culturales ideados desde la estética y la sostenibilidad y la inclusión de todos los estamentos del mercado, el estado y la ciudadanía. También hemos hablado de los soportes y fundamentos éticos y filosóficos que sostienen la propuesta de centralidades y que están ligados a una visión holística y no antropocentrista. Nuestra mirada reconoce y diferencia las partes y sus vinculaciones necesarias en ciudad y propone estrategias respetuosas para el bien común pensando en esa complejidad. Antes de abordar aspectos preponderantes de este ensayo como el tipo de equipamientos culturales relativos a bibliotecas y centros culturales, queremos apuntar que para autores del pensamiento urbano como Jordi Borja (Borja. 2011) la centralidad está elevada a la jerarquía de derecho.
6. Derecho a la centralidad. Todas las áreas de la ciudad metropolitana deben poseer lugares con valor de centralidad y todos los habitantes deberían poder acceder con igual facilidad a los centros urbanos o metropolitanos. (…) (Borja, 2011)
Dar continuidad al proyecto de Quito como una ciudad con vocación turística y cultural no es una idea forzada, es absolutamente coherente si se piensa en su riqueza humana, en su Centro Histórico y en todas sus fortalezas. Tener proyección más allá de todas las bondades que el Centro Histórico ha brindado a la ciudad, es perfeccionar ese legado. El posicionamiento cultural en todas las centralidades de Quito puede apuntalar esta mirada. En las zonas de expansión y sus periferias al norte y sur y los valles, este tipo de proyecto de
ciudad puede generar escenarios positivos y movilizadores. En ese contexto, son valiosos los aportes que el turismo sostenible y la estética pueden generar con respecto una mejor calidad de vida que democratice los espacios. El mismo Jordi Borja habla sobre la estética urbana en los siguientes términos:
3 Derecho a la belleza. El lujo del espacio público y de los equipamientos colectivos no es despilfarro, es justicia. Los programas públicos de vivienda, infraestructuras y servicios deben incorporar la dimensión estética como prueba de calidad urbana y de reconocimiento de necesidad social. Cuanto más contenido social tiene un proyecto urbano, más importante la forma, el diseño, la calidad de los materiales, etc. (Borja, 2011)
Sobre la estética urbana y su conexión con el turismo y la diversidad, Manito Félix habla de algunos ejemplos que han potenciado las fortalezas urbanas y refiere el caso de la histórica plaza de Berlín Postdamer Platz6 que fuera destruida durante la segunda guerra mundial y reconstruida luego de esta. Actualmente, esta plaza presenta un rostro renovado y una nueva arquitectura “con equipamiento de ocio y cultura que recibe muchos visitantes anualmente”. En este pequeño ejemplo vemos la multiplicidad de funciones. (Manito, 2006:25)
La sostenibilidad, la ecología urbana, la participación y el asociacionismo son los parámetros democráticos y la condición holística a la hora de pensar en los soportes de los equipamientos culturales y otro tipo de emprendimientos espaciales que no impliquen unilateralidad ni soluciones discriminatorias que irrespeten a las personas.
El entretenimiento cultural es un elemento no explorado suficientemente en Quito, algunos estudios hechos por la Fundación Museos de la ciudad7 muestran toda una gama de actividades que los quiteños están dispuestos a ejecutar en sus ratos libres. Las actividades van desde ir al museo, al cine, a centros culturales, a bibliotecas, leer, ir a teatros, a conciertos, a bares y cafés hasta ir al gimnasio o reunirse con los amigos. Toda esta gama de posibilidades puede hacernos pensar en la edificación o adecuación de equipamientos culturales para la recreación de los ciudadanos priorizando a las zonas de crecimiento urbano y las periferias, puesto que el Centro Histórico de Quito, está bien dotado de este tipo de espacios.
Nuestra filosofía sostiene que las ventajas comparativas de nuestra ciudad, en los duros escenarios globalizadores son sus fortalezas culturales, su topografía, su legado
6 Más información: ver http://berlin.viajandopor.com/monumentos/sony-center.php
7 Esta información apareció reseñada en la Revista Q. N17 dedicada al análisis del tiempo libre.
histórico, su condición de Patrimonio de la Humanidad. Reforzar estas y otras ventajas y combatir las limitaciones y debilidades de forma democrática y deliberativa, potenciará nuestro proyecto de ciudad hacia el resto del territorio y el mundo.
Algunas estrategias de planificación territorial para el espacio cultural.
Todas las ciudades son poseedoras de un legado cultural. Los primeros asentamientos neolíticos se registran se registran en nuestra urbe antes de la llegada de los incas y españoles. Aunque no es el ámbito de este ensayo, profundizar sobre aspectos históricos resulta importante señalar brevemente, que muchas de las funciones de centralidad de ese antiguo Quito preinca y prehispánico tienen que ver con conocimientos astronómicos relativos a la condición equinoccial de la ciudad que esos primeros habitantes quitus poseían8 como lo demuestran varias evidencias arqueológicas. Ello matiza y enriquece, a la única interpretación repetida para entender el origen de tales asentamientos iniciales ligada casi siempre a la idea del intercambio. A nuestro juicio esta interpretación es válida y probada, pero insuficiente para entender otros procesos y cosmovisiones muy imbricados al tema espacial y a los sustratos originarios del tipo de asentamiento en esta ciudad. Los elementos, espirituales, los saberes y la ciencia, la cosmovisión de los primeros pueblos quitus están fuertemente ligados a su referencia equinoccial de lo cual hay varias evidencias arqueológicas como las ubicadas en Catequilla y otras zonas de la ciudad, así como en la construcción semántica de la propia palabra Quito. Pensar este aspecto es pensar también en la fortaleza equinoccial del proyecto generador turístico y cultural de nuestra ciudad hacia el mundo pero sobre todo hacia su propia realidad y gente. Mirar afuera y mirar adentro con horizontalidad. Todas las ciudades pueden encontrar ese tipo de referentes espaciales y geográficos que les proveen particularidad y rostro propio.
Un importante aspecto que ubica la pertinencia histórica del mundo del libro y las bibliotecas a la hora de pensar las centralidades en Quito, alude a la presencia de las ideas revolucionarias y emancipadoras del precursor Eugenio de Santa Cruz y Espejo. El brillante bibliotecario, pensador, médico y periodista reforzó en Quito, con su pionero y revolucionario trabajo de biblioteca, el apego a los libros y a la lectura. Con la creación del primer periódico de esta ciudad, Primicias de la Cultura de Quito y otros escritos, Espejo creó toda una corriente de pensamiento libertario que desembocó en la revolución del 10 de Agosto de 1809. Universidades y conventos fueron los espacios para el libro y la lectura en la época colonial.
8 Varios estudios científicos refieren el conocimiento astronómico de los quitus como lo propone QUITSATO.
La figura de Espejo es la figura del amor al conocimiento, a los libros y a la libertad su legado constituye un argumento más para asumir su continuidad y preservar sus aportes en las nuevas centralidades para la ciudad. Dublín, por ejemplo, cuenta con escenarios importantes que se enorgullecen de su condición lectora y hacen referencia a James Joyce, su escritor prominente. Bares y café se visten momentáneamente, como espacios para el disfrute del libro en esa ciudad que realiza recitales y se promueve como ciudad de letras.
La Escuela de Bellas Artes y Oficios San Andrés era un centro de producción artística a gran escala. Si hablamos de Centros Culturales, podemos afirmar, como muchos estudiosos, que Quito fue todo un taller, hay autores que la han comparado con Florencia por la enorme cantidad de productos culturales que creó, muchos de los cuales vistieron la arquitectura de estas y otras ciudades. Entonces, la mención a esta escuela y muchos otros ejemplos que podríamos citar es también parte de una génesis para pensar en mantener lo que ahora conocemos como Centros Culturales con su nueva y diversa concepción. Estos aspectos históricos, brevemente mencionados, advierten la necesidad de conectar la pertinencia de asumir la centralidad cultural no desde cero sino desde el camino que hace siglos abrieron ya los habitantes de esta ciudad.
Se trata de pensar en una continuidad, remozada y pertinente, procesual, dialógica y aterrizada a todos esos referentes y a las visiones participativas, equitativas y democráticas que Quito forjó y puede forjar hoy con nuevos aportes que incorporen y no excluyan a las diversas expresiones culturales y sus actores. Cuando en nuestra ciudad se han irrespetado o infravalorado esas continuidades históricas se han cometido graves errores como el derrocamiento de la hermosa Biblioteca Nacional derruida hace décadas como fruto de una visión unilateral de la modernidad que desprecia su pasado. Todos perdimos con esa destrucción.
Sostenemos en este ensayo que las bibliotecas pueden funcionar como verdaderos centros culturales que proporcionen un perfil más diverso a las centralidades en Quito si diversifican sus actividades. Hay varias experiencias en distintas ciudades y latitudes que nos pueden indicar las estrategias territoriales y las agendas construidas en relación al mundo del libro, la lectura y las bibliotecas que han constituido un verdadero aporte a la vida de la ciudad y han incidido de manera notable en la recomposición del territorio y el alma de sus ciudadanos.
La Biblioteca Virgilio Barco, que genera una atractividad de más de 4.000 usuarios diarios, la biblioteca Manuel Zapata Olivella, La Biblioteca el Tunal y otras de Bogotá, aún en
los barrios más periféricos, no solo cumplieron el objetivo irrefutable de promocionar la lectura sino que se convirtieron en íconos urbanos y Centros Culturales con ofertas múltiples de eventos y productos culturales como recitales, conferencias, conciertos y actividades multicolores para toda la comunidad. Generaron flujos, crearon mejores condiciones de vida para visitantes y permitieron un mejor ordenamiento espacial con impactos positivos para los ciudadanos.
En Quito existen propuestas, testimonios y experiencias muy valiosas de varios actores culturales que conforman el polifacético mundo del libro y la lectura, entre ellos bibliotecarios, gestores culturales, escritores, libreros y otros. Quito cuenta con importantes bibliotecas como la Aurelio Espinosa Pólit, la flamante Biblioteca de la FLACSO que se muestra como un gran Centro Cultural para la Ciudad con una infraestructura que alberga varios auditorios y hasta una sala de cine donde ya se han desarrollado, en este corto tiempo desde su inauguración, varias actividades culturales con importantes audiencias. Mencionamos también la Biblioteca de la PUCE, la Biblioteca Municipal que hace parte de la belleza arquitectónica de la ciudad como lo es el Centro Cultural Metropolitano que es uno de los edificios más imponentes y hermosos del Quito histórico; También mencionamos en esta pequeña lista a la Biblioteca de la Casa de la Cultura y otras varias de tipo institucional. Existen varias bibliotecas universitarias de renombre en Quito entre ellas La de la Universidad Andina que trabaja en un ambicioso proyecto de ampliación; la de la Pontificia Universidad Católica, la de La Universidad Central, y otras. Todos estos lugares han contribuido a fortalecer el carácter cultural y apoyo a la lectura de los estudiantes y la comunidad a pesar de la falta de apoyo y otras dificultades, sin embargo, en el territorio ciudad, las zonas de expansión y sus periferias al norte y sur, no cuentan con nuevos íconos bibliotecarios significativos a excepción de la Aurelio Espinosa Pólit legendaria e histórica que está en el norte de la ciudad por efectos de la conurbación.
Existen, también, importantes iniciativas culturales espaciales hacia los territorios en expansión y otros sitios de la ciudad junto a agendas participativas. Los llamados Centros de Desarrollo Comunitario o CDCs del Municipio, han cumplido, de alguna manera, con el afán de acercar las varias expresiones culturales y las actividades relativas al fomento de la lectura a los barrios. No todos los CDCs cuentan con bibliotecas ni son necesariamente íconos de arquitectura aunque están equipados con parámetros de calidad como se puede observar en los CDCS de Carcelén, San Antonio y Pomasqui. Cumplen un papel dinamizador en la comunidad y en la oferta cultural y tienen el soporte del gobierno local al que pertenecen.
Sería importante que el gobierno local apoyase también la creación de bibliotecas y centros culturales que tuvieran no solamente la matriz gubernamental sino que respondieran a iniciativas asociacionistas de la ciudadanía, el mercado y el estado. En ese sentido se fomentaría y acompañaría una participación mixta y se incorporaría a más actores hacia los emprendimientos engarzados al proyecto de ciudad y pensados no solo desde el gobierno local. Centros Culturales como el de la PUCE o el Itchimbía de de prestigio internacional, guardan toda una experiencia valiosa que puede enriquecer a otros emprendimientos culturales en la ciudad y el país.
La creación de Centros Culturales que contemplen como parte de su oferta cultural al libro y la lectura, es un potencial para repensar las centralidades y el equilibrio espacial en Quito y puede aliarse con un sin fin de actores culturales de otras ramas.
La Cámara de libro, la Asociación de Bibliotecarios, las pequeñas y grandes editoriales, los escritores, los libreros, los músicos, los diseñadores, los pintores y todos los actores culturales que pueden asociarse alrededor del tema cultural en las centralidades, pueden ser parte de emprendimientos e iniciativas que viabilicen y dinamicen sus agendas en estos nuevos espacios. En términos de Precedo Ledo, estaríamos hablando de “la conveniencia de poner en marcha políticas de redistribución del crecimiento, mediante la implantación de nuevos modelos de desarrollo complementarios a los actuales”. (Precedo, 2004)
Hay cantidad de propuestas de todos esos actores culturales ante las cuales no nos detendremos por motivos de espacio. Algunas de estas deberían ser escuchadas, promovidas y viabilizadas con el acompañamiento del gobierno local. Lamentablemente, no todas estas ideas han recibido el suficiente acompañamiento y apoyo. Como muestra de ello mencionamos un titular publicado recientemente por el Diario el Comercio de Quito que afirma: “El Bibliobús, un proyecto que se oxida y llega a su fin”9. Las imágenes y el contenido del artículo periodístico señalan al deterioro de este bus que albergaba a libros y acogía a lectores. Esta nota nos confronta y alerta. La noticia convoca a la reflexión y la autocrítica de los quiteños y sus instituciones frente a la desidia o la falta de apoyo institucional que devienen en la triste destrucción de estas iniciativas. Con mentalidad positiva, el personal y los recursos adecuados, se puede rescatar al bibliobús.
Queda entonces claro que existen varios frentes en los que actuar con respecto a las centralidades con perfil cultural y diverso. Uno de ellos es la creación, innovación y adecuación de espacios; otro es el manejo de este criterio redistributivo con políticas de
9 Este artículo apareció en la sección cultural de el Comercio del día miércoles 10 de octubre.
equilibrio hacia las zonas de expansión; también apuntamos en la lista el tema de equipamientos culturales sostenibles así como la restauración y continuidad de lo ya caminado e incluimos, también, el acompañamiento, bajo el paraguas del asociacionismo que junta en iniciativas viables al estado, el mercado y la ciudadanía, para viabilizar la estrategia espacial en ciudad con agendas democráticas que no conviertan estos escenarios en elefantes blancos, unilaterales y desconectados y ajenos a la comunidad diversa.
Una de las visiones de la gestión urbana y el gobierno local que puede ayudar a caminar en este proceso puede ser la gobernanza orientada, según Guy Peters a “la prosecución de metas colectivas” (Peters, 2007:1)
Las instituciones académicas y gubernamentales pueden ser motivadoras iniciales de estos procesos. Los mapas culturales son herramientas valiosas para tomar acertadas decisiones si se suman a otras estrategias de diálogo que apuntalen las políticas urbanas. A ello deben unirse los procesos de difusión y educomunicación que incorporen al conjunto de la ciudad a las iniciativas pensadas en la calidad de vida y en el proyecto de ciudad con su participación y propuestas.
Los valles de Quito, también requieren de espacios culturales y de esparcimiento ante la galopante urbanización que experimentan.
Conclusiones
El tipo de crecimiento en Quito ha generado desequilibrios espaciales reflejados con repercusiones en la calidad de vida de sus habitantes, la pérdida de espacios verdes y la falta de equipamientos culturales en las zonas de expansión.
El manejo de un mejor equilibrio espacial y territorial para Quito debe insertarse en procesos de nuevos modelos de desarrollo sostenible para la ciudad y el país y de equidad entre el campo y la ciudad.
Quito requiere repensar su ordenamiento territorial bajo principios holísticos y participativos.
Las bibliotecas y Centros Culturales pueden ser núcleos que potencien el ordenamiento territorial y consoliden las centralidades con perfil cultural.
El mercado, el estado y la ciudadanía deben dialogar para buscar metas comunes con el norte del asociacionismo pensado en metas comunes que hagan parte del proyecto colectivo de ciudad.
La cultura es un elemento dinamizador y movilizador de las sinergias urbanas.
El derecho a un medio ambiente saludable, a la centralidad y a la belleza son piezas claves a la hora de diseñar la ciudad que queremos.
Las iniciativas y proyectos espaciales de influencia en las periferias deben ser respetuosas de los aportes hechos por el centro histórico y el legado de esta ciudad y deben engarzarse al proyecto de ciudad que potencie sus mejores fortalezas bajo ópticas democráticas.
Identidad, pluralismo y aporte cosmopolita son categorías que deben ser abordadas desde lo dialógico. Quito tiene sus especificidades pero puede y debe dialogar con lo universal y cosmopolita sin, por ello, renunciar a su memoria y referentes.
Proponemos la creación de dos íconos Centros culturales o bibiotecas de gran atractividad en el sur y norte de la ciudad en los territorios de expansión observando los parámetros de ecoarquitectura e inclusión. Hay zonas en Quitumbe y el Condado que pueden albergar estas iniciativas.
Las propuestas aquí contenidas no siempre son recetas mecanicistas aplicables a todas las realidades y territorios pero pueden propiciar y motivar deliberación y emprendimientos. Cada ciudad, cada lugar y territorio en nuestro hermoso Ecuador puede generar sus propios procesos y sus perfiles de centralidad de acuerdo a sus particularidades, geografía y fortalezas.

2 comentarios:

  1. Estamos seguros y pendientes del desarrollo cultural en nuestra ciudad por que sería importante que el gobierno local apoyase también la creación de bibliotecas y centros culturales que respondan a iniciativas de la ciudadanía.
    WENDY CASTRO
    GESTORA CULTURAL

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  2. Es muy importante que nos demos cuenta quienes somos realmente y debemos sentirnos cien porciento orgullosos de nuestras raíces sin tener que avergonzarnos de nada, debemos seguir luchando por nuestro país, debemos sacarlo adelante y no olvidarnos que nuestro país nos necesita y que debemos luchar con él y para él y así seguir saliendo adelante y no darnos por vencidos nunca.
    VICKY AB

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